Arasanz Garcia

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Marruecos on the rocks.

De España a Marruecos, Alhucemas.

Escrito por Javier (Navegante), fechado el 7 de octubre de 2017.

Embarcados hacia Marruecos.El sábado día 7 de octubre de 2017, Javier aparece sobre las 9:10 horas de la mañana, coloca las bolsas dentro de las maletas, y prepara todos los artefactos y cachivaches, como llama el al navegador y la cámara de fotos.

- Hoy hacemos algo diferente, es una sorpresa Blanquita, luego lo veras, no quiero anticiparte nada.

A las 10 de la mañana partimos en convoy cerrado hacia Motril, vamos atravesando las carreteras y cruces en un pelotón de esperanza, llenos de ilusiones, los "riders" como dice Javier, ondulamos entre innumerables rotondas hacia el puerto. No se que es un puerto, pero siempre seguimos la misma dirección. Pasamos unos controles de policía y después de un vistazo a papeles y mas papeles, estacionamos cerca del mar, en un malecón del puerto, ya entiendo lo que es; un enrome garaje para las enormes maquinas que nos cercan y rodean, algunas con varios pisos, con cajones como un camión para carga, otras pequeñas, pero todas parecen flotar en el mar, que distinto es esto a lo que conocemos.

Con una calma tensa esperamos a que los "estibadores" nos den paso a una enorme rampa dentro del mas mastodóntico de los barcos que había visto, ascendemos para entrar en su estomago de carga, una boca sin dientes, de metal duro y una vez dentro, una bodega enorme, con rigor nos colocamos todas las hermanas y primar juntas, unas al lado de otras y nos van atando al suelo de este enorme estomago de hierro.

Se acerca una "rider", Silvia, eso me dijo Javier, y comenta que le gustaba el nombre que me había puesto, ella también estaba pensando en un nombre y el mio le parecía muy adecuado para su moto, es otra de mis primas de color blanco reluciente, brillante, como la sonrisa de Silvia, entre risas hablan de nosotras y nos ruborizamos. No nos atrevemos a hablar entre nosotras, crujen las correas y cuerdas al ser estiradas por los responsables de las cargas, mientras Javier, me mira y hace unas fotos:

- Esto es nuevo para ambos, nunca había subido antes en moto a un barco. Blanquita estoy muy emocionado, espero que no se me salten las lagrimas aún, mantengamos la calma. Te tengo que dejar sola, pero bajare cuando pueda a consolarte si hace falta.

Estas palabras dichas entre susurros, me reconfortan, pero tanta novedad no hace mas que sentirme única, Javier también lo consigue con sus caricias a los plásticos del deposito antes de abandonarme por una férrea puerta que sube a la zona del pasaje.

Al cabo de un rato se cierra lentamente la garganta enorme del barco y un rugido nos indica que los motores comienzan a empujar la mole de hierro en la que viajamos. Lentamente vamos avanzando, vibran las maletas y los plásticos de mi cuerpo, quizás sea mas por la emoción que por el barco, no lo sé. Casi sin darme cuenta Javier está a mi lado, asegura las cuerdas y me mira con los ojos húmedos de emoción, me reconforta verle a mi lado.

- Quería coger las zapatillas y poder descansar un poco... Todo va bien Blanquita. Estamos en alta mar y nos mecemos como borrachos perdidos en una noche estrellada, pero estamos aquí. Luego bajare a ver como sigues.

Los vaivenes se suceden y parecen ir a mas, Javier me ha dicho que en mar abierto el barco se mueve mas, pero es normal, las olas son mas grandes y potentes.

En Melilla.Casi sin darnos cuenta, el barco deja de cabecear y poco a poco se vuelve mas estable... empiezan a bajar los viajeros y poco a poco también van bajando los moteros, Javier aparece y comienza a guardar y colocar los cachivaches. El barco se detiene y la enorme garganta de carga empieza a abrirse, todos, coches y motos empezamos a bajar, pero para nosotros es diferente, hacemos una piña con los coches de la organización y el camión cerrando el camino, un repostaje todavía en España, Melilla nos acoge con calor solo mitigado por la humedad del aire que proviene del mar.

Una larga caravana de motos y coches ponemos rumbo a la frontera de Melilla con Marruecos, entre expectación y novedad llegamos a la misma y nos detenemos mientras los "raiders", eso dice Javier, van preparando los papeles. La verdad es que son los integrantes del STAFF los que van de arriba a abajo por entre las motos aclarando la documentación, recogiéndola o repartiéndola, el caos rodea nuestra caravana de expectación y aparecen "amigos" para ayudar, vender o simplemente hablar. Nos rodean coches y gentes que tienen la intención de cruzar las fronteras en uno u otro sentido, todo parece de película, lenguas extrañas y expresiones sin sentido nos rodean y nos acompañan durante las largas horas de espera.

De pronto como si un viento nos acogiera, se arrancan los motores de las maquinas que esperamos, solo faltaba la famosa frase que me ha dicho muchas veces Javier:

- Gentleman, start your engines.

Circulando en Nador.En camino a Alhucemas.Partimos hacia la verja que separa las ilusiones y expectativas de las personas, parece mentira que una linea imaginaria las separe tanto, para mi son todas iguales, solo las diferencia la vestimenta, el idioma y a veces el color, todo sin importancia. Javier enseña los papales y la documentación, parece ser que ahora es válido el pasaporte, pero Javier me mira y se ríe mientras me dice:

- Blanquita, este no es el pasaporte de los Punta a Punta, este te permite viajar por el mundo, mientras el otro te permite viajar hacia ti mismo para recordar los paisajes y gentes que nos encontraremos y formaran parte de nuestros recuerdos.

Atravesamos la ciudad de Nador, las gentes hormiguean por las calles, todos están fuera de sus casas, parados en las aceras, tomando algo en los cafés, deambulando por las calles. Cruzan de acera a acera sin casi mirar, otras esperan pacientemente a que alguien pare en un paso de cebra, casi sin éxito. A veces se extrañan de que se pare Javier, ya que los coches y carros siguen su camino o frenan de mala gana. La ciudad parece bullir, da alegría ver tantas personas en la calle, pero creo que a Javier le parece peligroso, cruzan en las rotondas, en las esquinas, menos mal que los semáforos avisan cuando cambia el color de las luces, dando o quitando la preferencia de paso. Los carros y los burros aparecen de cualquier parte, motos de pasado incierto y futuro menos cierto entran y salen entre los vehículos, como jugando al escondite entre ellos. Noto a Javier con estrés, se aprieta contra mi deposito y sujeta las manetas presto a reaccionar ante cualquier transeúnte despistado.

Poco a poco se pagan las luces del cielo y el manto oscuro de la noche avisa su aparición, ya estamos abandonando la ciudad y ahora vamos por una carretera de doble carril por sentido, es cómoda y el asfalto bueno, se nota por las luces y la humedad que vamos paralelos al mar, de cuando en vez asoman luces en los cortados y debajo se observa el mar, en calma.

Vamos en convoy cerrado, entre motos hermanas y primas, cierra el camión de Toni, una enorme maquina que si pudierais hablar con ella serian horas y horas de aventuras, contadas de forma pausada. En cabeza el otro Toni, gracias a sus gestiones y a la celeridad de todos los integrantes del STAFF hemos pasado la frontera sin mas complicaciones, solo a base de paciencia. Ahora viajamos a lomos de la noche de Maruecos y relajados avanzamos hacia el hotel, con un merecido descanso para todos.

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